Introducción

El CITE se coloca en la posición de liderar los debates intelectuales, generar, aplicar y evaluar proyectos innovadores asumiendo “la responsabilidad social de realizar los cambios educativos más pertinentes que permitan a su comunidad adoptar las habilidades y destrezas mejor valoradas en la Economía del Conocimiento. Por ello, se propone impulsar la innovación, investigación y desarrollo en torno al uso de las TIC en el ámbito educativo, para contribuir en la creación de conocimiento y a la calidad de la educación, para elevar las condiciones culturales de la sociedad digital y responder a las necesidades sociales y productivas.

La Innovación Educativa es contextualizada como procesos y estrategias sistematizadas mediante las cuales se trata de introducir y provocar cambios en las prácticas educativas vigentes. La innovación no es una actividad puntual sino un proceso que se detiene a contemplar la práctica educativa en el proceso de enseñanza aprendizaje. Su propósito es alterar la realidad vigente, modificando concepciones y actitudes, alterando métodos e intervenciones y mejorando o transformando los procesos de enseñanza y aprendizaje. La innovación, por tanto, va asociada al cambio y tiene un componente -explícito u oculto- ideológico, cognitivo, ético y afectivo. Todo ello conlleva innovar en el proceso de enseñanza-aprendizaje y al replanteamiento de las prácticas educativas en la docencia. La innovación educativa engloba proyectos socioeducativos de transformación de nuestras ideas y prácticas educativas en una dirección social e ideológica legitimidad y, de igual forma, esta transformación merece ser analizada a la luz de los criterios de eficacia, funcionalidad y equidad educativa. En nuestro contexto educativo buscamos que innovar es también indagar, descubrir, reflexionar, criticar y cambiar aquellos procesos que así lo requieran bajo el resultado que aporte la investigación educativa.

La innovación educativa es un proceso que involucra la selección, organización y utilización creativa de elementos vinculados a la gestión institucional, el currículum y/o la enseñanza, siendo normal que una innovación educativa impacte más de un ámbito, ya que suele responder a una necesidad o problema que regularmente requiere una respuesta integral. El desarrollo de ese conjunto de acciones debe ser impulsado por una gestión democrática que permita, por una parte, otorgarle una dirección horizontal al proceso de elaboración, y, por la otra, lograr que el cambio se viva como una experiencia personal, que, a su vez, involucra la cooperación de diferentes actores (Barraza, 2005)