condiciones
para que resultara natural la privatización de los servicios
públicos que son parte de nuestra vida cotidiana (atención
médica, educación, transporte, seguridad, energía)
(Roitman, 2003: 25-40).
Llegamos al año 2000, celebrando los 30 años del antiguo
IMAN ahora llamado Instituto Nacional de Pediatría (INP),
con un discurso en que se dijo que el hospital: “Nació
con pleno entusiasmo de confianza e ilusiones. Los horizontes que
le ofrecía la pediatría integral eran vastos y dignos
de conquistarse: alcanzar el bienestar y la salud óptimos
en el estado físico, mental, emocional y social del niño,
su familia y la comunidad” Dicho esto, el discurso da un giro
que desconecta el estado de bienestar con la protección a
la niñez, y por el contrario, conecta a la infancia con la
ciencia y su especialista, dando por efecto que el asunto de la
crianza sea algo individual y privatizado: “Tal es la pediatría,
de amplia y generosa. Y desde luego tal es el pediatra, su ejecutor
enamorado, de estar siempre dispuesto por esto mismo a ofrecer sus
esfuerzos y recursos. Esos niños salvados, esos libros publicados,
esas reestructuraciones programáticas, son todos hechos reales,
impulsados por la ciencia y tecnología en movimiento....”5
En esta frase ya no está la pediatría integral, la
familia, la comunidad y ni siquiera los niños, pues los niños
curados, son descritos al mismo nivel que las cosas: los libros
publicados y la reestructuración de la organización.
Lo que resalta es el papel de los pediatras y los logros medidos
cuantitativamente en resultados. Para celebrar los 30 años,
el INP publicó un libro patrocinado por la Nestlé,
dejándose ver cómo las trasnacionales van ocupando
el lugar del Estado de Bienestar y cómo las instituciones
públicas se están convirtiendo en formas vacías
de sentido social.
En el mismo año, subió al poder el “Gobierno
del cambio” y se planteó la gestación de un
nuevo sujeto social, para lo cual la primera dama constituyó
la fundación Vamos México6.
Ésta funciona con donativos de transnacionales y asociaciones
privadas, los cuales según un reportaje aparecido en el periódico
Financial Times el 31 de enero del 2004, no siempre se convertían
en beneficios para esos niños debido a la corrupción
de la Fundación. Su objetivo es apoyar económicamente
a organizaciones sociales que trabajan por la educación y
salud de niños en extrema pobreza, y sus criterios para otorgar
recursos se basan en la capacidad de innovación, sustentabilidad
y rendimiento de su inversión.
Uno de sus programas llamado Arranque parejo en la vida, atiende
mujeres embarazadas y niños hasta los dos años, con
la intención de que los mexicanos tengan las mismas oportunidades
al nacer. Si consideramos que al decir de la UNICEF, México
tiene en el año 2005 una de las tasas más altas de
pobreza infantil (27.7%) de entre los países que integran
la OCDE7, podemos afirmar que el arranque
parejo es una falacia creada por los discursos políticos/mediáticos,
que oculta que al término del apoyo estos usuarios continuarán
viviendo en relaciones sociales desfavorables. Así, el programa
crea una falsa ilusión de igualdad y desresponsabiliza al
Estado de la pobreza creciente en nuestro país, produciendo
un pensamiento de este tipo: el Estado nos brinda a todos las mismas
oportunidades al nacer para competir en condiciones de igualdad
a fin de
5
www.gob.mx/wb2/egobierno/egob_Instituto_Nacional_de_Pediatria
6 www.vamosmexico.org.mx
7 Laura Poy Solano. “México y EU, con las tasas más
elevadas de pobreza infantil” La Jornada. México. 2
de marzo de 2005.
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