ENERO- JUNIO DE 2005
 
   
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condiciones para que resultara natural la privatización de los servicios públicos que son parte de nuestra vida cotidiana (atención médica, educación, transporte, seguridad, energía) (Roitman, 2003: 25-40).

Llegamos al año 2000, celebrando los 30 años del antiguo IMAN ahora llamado Instituto Nacional de Pediatría (INP), con un discurso en que se dijo que el hospital: “Nació con pleno entusiasmo de confianza e ilusiones. Los horizontes que le ofrecía la pediatría integral eran vastos y dignos de conquistarse: alcanzar el bienestar y la salud óptimos en el estado físico, mental, emocional y social del niño, su familia y la comunidad” Dicho esto, el discurso da un giro que desconecta el estado de bienestar con la protección a la niñez, y por el contrario, conecta a la infancia con la ciencia y su especialista, dando por efecto que el asunto de la crianza sea algo individual y privatizado: “Tal es la pediatría, de amplia y generosa. Y desde luego tal es el pediatra, su ejecutor enamorado, de estar siempre dispuesto por esto mismo a ofrecer sus esfuerzos y recursos. Esos niños salvados, esos libros publicados, esas reestructuraciones programáticas, son todos hechos reales, impulsados por la ciencia y tecnología en movimiento....”5 En esta frase ya no está la pediatría integral, la familia, la comunidad y ni siquiera los niños, pues los niños curados, son descritos al mismo nivel que las cosas: los libros publicados y la reestructuración de la organización. Lo que resalta es el papel de los pediatras y los logros medidos cuantitativamente en resultados. Para celebrar los 30 años, el INP publicó un libro patrocinado por la Nestlé, dejándose ver cómo las trasnacionales van ocupando el lugar del Estado de Bienestar y cómo las
instituciones públicas se están convirtiendo en formas vacías de sentido social.

En el mismo año, subió al poder el “Gobierno del cambio” y se planteó la gestación de un nuevo sujeto social, para lo cual la primera dama constituyó la fundación Vamos México6. Ésta funciona con donativos de transnacionales y asociaciones privadas, los cuales según un reportaje aparecido en el periódico Financial Times el 31 de enero del 2004, no siempre se convertían en beneficios para esos niños debido a la corrupción de la Fundación. Su objetivo es apoyar económicamente a organizaciones sociales que trabajan por la educación y salud de niños en extrema pobreza, y sus criterios para otorgar recursos se basan en la capacidad de innovación, sustentabilidad y rendimiento de su inversión.

Uno de sus programas llamado Arranque parejo en la vida, atiende mujeres embarazadas y niños hasta los dos años, con la intención de que los mexicanos tengan las mismas oportunidades al nacer. Si consideramos que al decir de la UNICEF, México tiene en el año 2005 una de las tasas más altas de pobreza infantil (27.7%) de entre los países que integran la OCDE7, podemos afirmar que el arranque parejo es una falacia creada por los discursos políticos/mediáticos, que oculta que al término del apoyo estos usuarios continuarán viviendo en relaciones sociales desfavorables. Así, el programa crea una falsa ilusión de igualdad y desresponsabiliza al Estado de la pobreza creciente en nuestro país, produciendo un pensamiento de este tipo: el Estado nos brinda a todos las mismas oportunidades al nacer para competir en condiciones de igualdad a fin de

5 www.gob.mx/wb2/egobierno/egob_Instituto_Nacional_de_Pediatria
6 www.vamosmexico.org.mx
7 Laura Poy Solano. “México y EU, con las tasas más elevadas de pobreza infantil” La Jornada. México. 2 de marzo de 2005.

 

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