La población inmigrante pasó de menos de 3,500 habitantes en el Censo de 1970 a más de 10,000 en el de 1980 y casi 25,000 en el de 1990. Esto representa tasas anuales de crecimiento altísimas. (Ver Cuadro 1). El padrón electoral, por su parte, crece a tasas igualmente elevadas y entre 1988 y 1991 aún más altas, lo que nos permite pensar que este crecimiento responde en gran medida al flujo migratorio.

Cuadro 1
Población vs. Padrón San Juan del Río Población inmigrante en SJR

Año

Población total

Tasa de crecimiento medio anual*

Nac. Fuera

Participación en el total (%)

Tasa de crecimiento medio anual*

1970

53,899

3,428

6.4

1980

81,820

5.18

10,486

12.8

20.59

1990

126.555

5.47

24,530

19.4

13.39

2000

179.668

4.2

42,222

23.5

7.21

Población inmigrante en SJR

Año

Padrón

Tasa de crec/anual*

Participación

Tasa de crec/anual*

Participación %

1988

47,776

24,731

51.8

1991

55,610

5.49

43,837

25.75

78.83

1994

78,752

13.87

60,765

12.87

77.16

1997

87,639

3.76

62,637

1.03

71.47

2000

104,700

6.49

70,961

4.43

67.78

Fuente: Elaboración propia con datos del INEGI y del Instituto Electoral de Querétaro.

1991

La liza de 1991, como después la de 1994, mostró altos niveles de participación. El abstencionismo desciende de 48% en 1988 a sólo 21% y dio como resultado el primer triunfo en Querétaro del entonces partido de oposición más importante, el Partido Acción Nacional (PAN). Esta victoria no provino directamente de las urnas, al menos no de los primeros resultados oficiales dados a conocer: se anularon 20 casillas por inconformidad del PAN ante el Tribunal de lo Contencioso Electoral del Estado. Del total de los 6 072 votos anulados, 1 297 fueron del PAN, 4 629 del PRI, y 146 de otros partidos
22. No es posible confiar en la exactitud de los datos, ni antes ni después de los fallos del Tribunal; mas de cualquier forma, es palpable el estancamiento no absoluto, pero sí en la proporción de votos que corresponden al PRI, lo cual deriva del ascenso decidido en los correspondientes al PAN. Llama asimismo la atención la conformidad de los ciudadanos y del propio PRI con la alteración de los resultados, como en el pasado se daba, al menos hasta cierto punto, por parte del PAN sus militantes y dirigentes.

Este triunfo fue interpretado por algunos sectores como producto de una concertación entre la Presidencia de la República y la dirigencia nacional del PAN.
El candidato triunfador fue Salvador Olvera. Olvera se había presentado en campaña como un panista motivado por el Maquío, Manuel J. Clouthier, contaba con buena reputación y con recursos suficientes para autofinanciar su campaña. Por el PRI, el candidato fue Manuel Meza Vargas. Meza fue visto por los priístas locales como un candidato impuesto desde el centro y como “fuereño”. Hubo incluso casos de indisciplina al interior del partido y de rechazo fuera de éste, debido a la poca identificación del candidato con la población nativa. Confirma la observación el hecho de que un porcentaje muy importante de electores votó por el candidato del PRI a gobernador y no lo hizo por la fórmula de ayuntamiento: Enrique Burgos, candidato triunfante, obtuvo el 52% de los votos en San Juan de Río, mientras que Manuel Meza sólo alcanzó el 36
23.

La gestión municipal saliente, la del priísta Jaime Nieto, había recibido por su parte severas críticas por las obras de cooperación, es decir, por pedir contribuciones adicionales a los beneficiarios directos de algunas obras públicas; se registraron también algunas voces de descontento por la colocación de semáforo y la restricción al estacionamiento de automóviles en las calles del centro histórico, así como por cambios en el abastecimiento del agua potable. Este tipo de suposiciones que se ventilaban en su momento a través de los medios de comunicación y que incluso se han esgrimido como razones de la derrota del PRI, tienen poco sustento. La condición de “fuereño” no tendría que afectar al menos a la población no nativa, que según se ha anotado, tiene un peso considerable y seguramente, tampoco a los habitantes del campo. Además, sucesivos candidatos priístas con arraigo local, igualmente conocieron la derrota. En realidad, lo más notable en estos comicios es el incremento del padrón, pero sobre todo la caída del abstencionismo, lo que permitió aumentos en la votación hacia los dos partidos grandes y con manipulación de los resultados o sin ella, una situación cercana al empate, lo que ya de suyo era novedoso.

Se da paso así al primer gobierno panista en el estado, con Salvador Olvera Pérez (1991-1994) como Presidente Municipal de San Juan del Río.

 


*Cálculos propios. La cifra no representa, realmente, una tasa media anual, sino el porcentaje que significa el incremento respecto de la cantidad original, promediado entre el número de años del lapso.
22 En entrevista, un ex funcionario de la Comisión Electoral del Estado nos describió el meticuloso trabajo de anulación de casillas para lograr una pérdida de votos del PRI mayor que del PAN, sin provocar, por otro lado, la anulación general de la elección. La instrucción había sido dada por el gobernador Mariano Palacios, quien a su vez había acatado indicaciones del Presidente de la República.

23
Esto, antes de la anulación de casillas. Cfr. COMISIÓN ELECTORAL DEL ESTADO, Secretaría Técnica, Concentración electoral estatal, 1991, inéd.

 

Continúa...