Lacan3, en la sesión del 10 de marzo de 1965 comentaba que el lugar del analista es el lugar de resonancia de la palabra del sujeto. Y en relación con este lugar de resonancia Lacan4, habrá de señalar en la sesión de su seminario del 6 de enero de 1972 lo siguiente: “....Esto no tiene nada que ver ni con el sentido ni con la razón. La cuestión a la orden del día es que la razón tiene que ver con aquello a lo cual, en fin, debo decir, muchos se inclinan a reducirla: a la réson. Escriban: R.E.S.O.N. Escriban, denme el gusto. Es una ortografía de Francis Ponge quien; siendo poeta y, siendo lo que es, un gran poeta, no debemos dejar de tomar en cuenta lo que nos cuenta. No es el único. Es una cuestión muy grave, que no vi seriamente formulada, fuera de este poeta, más que al nivel de los matemáticos, es a saber, que la razón, de la que nos contentaremos por ahora con captar que parte del aparato gramatical, tiene que vérselas con algo que se impondría no quiero decir, como “intuitivo”, ya que sería recaer en la pendiente de la intuición, es decir de algo visual- pero con algo justamente resonante”. Mas adelante en la misma sesión habrá de decir, que hay algo más allá, al que después de todo no hacen más que rendir homenaje todas las referencias intuitivas de las que se creyó poder purificar esta matemática y que busca más allá a qué réson, R.E.S.O.N., recurrir para aquello de lo que se trata, a saber, de lo Real. He querido retomar esta cita para indicar que intentar ese encuentro con lo real, al que me refería en las intervenciones a realizar, matizadas por el azar y la creatividad, no está orientado por la intuición, sino que en la lectura atenta de la palabra, se juega ese lugar de resonancia que apuntaba en la cita anterior. Estas son pues, algunas de las consideraciones que he querido formular a propósito de las circunstancias en las que se se requiere hacer intervenir a uno o más miembros de la familia, en esa función coadyuvante, en la que se puede constituir la función de acompañante terapéutico, para la instalación de un dispositivo analítico. CONCLUSIÓN A partir de la experiencia de trabajar con pacientes psicóticos, considero que en varios casos puede ser indicado el abordaje interdisciplinario, recurriendo para ello a la implementación del trabajo del acompañante terapéutico. Y dado que en nuestro país no existe en ninguna de las carreras o especialidades destinadas al tratamiento de dichos pacientes, un plan de estudios que aborde la temática del acompañamiento terapéutico, he propuesto la realización de un diplomado en la Universidad Autónoma de Querétaro, para que los profesionales interesados, puedan contar con un espacio de formación que los pueda habilitar para el ejercicio de esa función de acompañamiento, trabajando además de las diferentes temáticas específicas de dicho trabajo, conceptos fundamentales en la intervención psicoanalítica como los son los conceptos de inconciente y transferencia. Estudio que acompañado de la experiencia del análisis personal, podrá crear las condiciones para que el profesional que decida realizar esta intervención, pueda tener una escucha y una presencia que le permitan intervenir con la capacidad suficiente y responsabilidad, para el eficaz ejercicio de esa función de acompañamiento. Este artículo muestra entonces, una particularidad en la estrategia de tratamiento, que es el recurrir a alguno o algunos de los integrantes de la familia del enfermo, para crear las condiciones para que la dirección de la cura pueda ponerse en marcha. BIBLIOGRAFÍA
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3 (Lacan 1965). 4 (Lacan 1972). |